No digna

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Amor mío,
no digna de besar el suelo que tú pisas;
Amor mío,
no digna de besar los bordes de tu ropa;
Amor mío,
no digna de besar la herida de tu boca,
¡aún menos!;
Amor mío,
no digna de besar donde tus ojos miran.

“No digna”
es la muerte del Amante,
nunca lo grande, gloriosa suficiente,
y encima indigna.
“No digna”
es sus plumas agachadas,
de su honor su mano escriba,
y no estar siquiera cuando pases tendidas,
única tú sí digna de pisarlas,
si alguien digno,
y no en ese lodazal pisoteadas
por cuantos nos indignifican
al extremo de ni digna de besar
lo que tú beses o pises
tocar lo que te vista
curar lo que te hiere.

¡¿Qué indignidad nos lleva a ni acercarnos,
ni a vivir otra vida que llorando
cual si monja imbécil
a la que gratificasen lo escondida,
ninguna alternativa más?!

¡¿Qué coño de indignidad es esto
de no poder zarpar las velas henchidas del anhelo
al puerto deseado?!
¡¿Porque nos han reducido a tal estado
los graníticos ojos de los hombres
que ni nuestra voz llamándote
sería digna nota u ola a romper
en la caracola de tu oído?!

¡De tanta nuestra belleza somos expoliada
en esa asamblea de gentuza
conocida por sociedades humanas!

…….
“No soy digna de ti”
que dice la canción.
Pero hasta para eso,
para ser de ti indigna…
también debería ser hembra
si tú macho;
o al revés.