jueves, 29 de abril de 2010

Proemio con dos puertas

54

(Ya lo hemos hecho otras veces:
Portal de entrada al libro en la mitad de él.
¿Es como si no quisiéramos abrir sus puertas
a la impertinencia,
los insanos ojos?
¡Eso debería hacer todo libro,
estar dotado de ese poder!:
El que fuese indigno de leerlo,
ya que dos poemas atrás
hablábamos de indignidad,
no poder abrirlo.
Como esa espada que no se deja extraer de la piedra
más que por la mano predestinada.
He aquí mi proemio,
¡premio al que lo encontrase!,
que además tenía dos puertas)




1

Que mis rimas
ramos
manojos
versos
pétalos de rosas
mezclados con espinas
sus
a quién quiénes
van a interesar
si no para ponerles más cercos
abundar las espinas de la corona
a neuronas tan horadadas ya
que más pareciesen acerico
zarzal
por donde su fluir se escapa
cual gas inerte
se enreda inoperante
y a ver si de una vez le dais sepulcro
a la caza lo cazado
que de darle alcance
fui yo incapaz


2

Es mi carne crucifija
alma resurrecta
o alma en cruz
cuerpo de gloria,
todo lo por hacer es intentarlo,
pongo mis ojos, su visión,
al alcance de otros
ajenos al martirio suyo versos.

Es mi carne crucifija…
Quizá no lleguen a nadie y más
mis lanzas desplegadas fuerzas
…que al primero,
espero no sea el único,
de quien soliciten favor de repetir
eco expandir
mis palabras.

Quizá, y más, no lleguen.
Todo lo por hacer es intentarlo.

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